Al realizar un profundo trabajo de campo en la comunidad de Belisario Betancourt de la ciudad de Santiago de Cali, encontré que el consumo de sustancia psicoactivas es una de las grandes problemáticas que debe enfrentar de manera permanente el sector de la salud, pues cada vez son más los jóvenes que inician a temprana edad el consumo de estas sustancias y esta es una de la razón por la cual la mayoría de los casos llegan a la delincuencia y por ende a la creación de pandillas y estas fomentan inseguridad en el sector.
Al visitar la comunidad y presentarme como estudiante en formación de Psicología tuve una gran aceptación por parte de los integrantes de la JAC y de la comunidad en general que me invitó a las reuniones con los entes gubernamentales.
En el trabajo de campo para la inmersión con la comunidad me permitió entender y vivir en carne propia la problemática entendiendo desde el punto de vista de su cultura, necesidades, propuestas, proyectos; en fin, todo lo que han interiorizado desde el inicio de la comunidad. Pero encontré una debilidad grandísima que se podría mitigar con los aportes que nos permite la Psicología comunitaria y sus modelos teóricos. Es así que diseñe una estrategia para generar un impacto positivo en la culminación de sus proyectos.
La comunidad recibió la propuesta positivamente, dado que ellos identificaron las bondades de la propuesta para organizarse como comunidad y mitigar sus necesidades. Aceptaron sin refutación los conversatorios y desempeño del grupo que se creo, colocando toda su fe en el marco de la organización y optimización del trabajo. Es increíble lo que puede aportar la Psicología Comunitaria y lo que puede lograr cuando el Psicólogo tiene el don de servir.
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